Vete.
No hablemos ni de paraísos, ni de amaneceres, ni de querer,
ni de llorar, tampoco de reír, o disfrutar, o vivir, o morir, ni de infinitos,
eternidades, finales, principios, a medias, ni miedos, ni miedo a morir, ni
morir de miedo, a tientas, ni de abriles, ni de veranos. Nostalgias,
melancolías, ‘echar de menos’, no.
Ven.
Rebuscar entre las tristezas para escribir mejor, para
acabar encontrando dudas. De si podré algún día querer como se quiere la gente
normal, si preocuparse por lo demás, pensando en una persona, creyendo que nada
tiene fin y acabando las conversaciones con un 'adiós'. Lo complico todo.
Destrozar lo poco bonito de mí.
Ni se te ocurra volver.
Te prometo que te enseñaré cómo no vivir la vida, pero sí
entre todo lo malo. De sobra sabes que
no me gusta la felicidad. Que estoy hecha para no querer y quejarme de ello y
buscar a quien me quiera, sin querer, sin que crea encontrarlo. No seas un
paréntesis más. Quítame las interrogaciones.
A irte.
Simplemente es precioso..
ResponderEliminar