Mira como acabamos, recordándonos. Qué suicidas. Sin olvidarnos, como siempre quisimos. No lo esperaba así. El infinito no se reducía a un ocho tumbado, qué tontería, era el tenerte siempre presente. Y qué, donde estás, en mi cabeza retumbas, en mis recuerdos saturas, en mis sentimientos, derrumbas.
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